Percy Fernández:
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Tus manos en las nalgas de
Bravo ante la morbosa cámara blanca del noticiero nocturno, la que te anuncia
la subida del precio del pan con el sound track de rambo, esa tv con el mal
copiado formato gaucho, donde salían tus manos llenas de la erótica del poder,
la que no te da límites, la que te acompaña con ademanes cuando insultas a la
prensa y al oficialismo. Y por favor no vayas a pensar que los defiendo, ni
mucho menos que estoy de lado de ellos, me dieron la espalda hace mucho tiempo,
no por mi pose o mi voz marica, sino más bien porque sabían que podía
cuestionar su machismo, ese formato con
el que crecí porque, aunque te gusta ignorarlo, yo crecí con tu misma
seducción, yo crecí aprendiendo homofobia.
Yo no caí del cielo con
crujidos de hambre a ritmo electro, nací de la tierra, sólo que yo si pude
volar, sacudirme el barro y vivir mi doble vida que, aunque no me guste, así
nomás es. Por dentro marica libre forever, por fuera hermosos disfraces para tu
orgasmo visual, tengo de todo; el del oficinista, el del albañil, el que va al
mercado y el que más me gusta, mi piel desnuda y morena, la que lleva el
tatuaje invisible para tapar mi vergüenza. El oficialismo y la prensa me
hicieron lo que mismo que tú, me dieron mi gueto donde yo no podría verles más el
bulto, donde se ahoguen mis ideas y termine usando todas mis fuerzas en el “Mis
Gay Transformsita” el cual perdí, pero mi alivio es decir que eso es discusión
política, casi imitando a una familia paceña que dicen tener mucha gala.
Ese gueto donde me pintaste
estrellitas y soles en el techo de calamina plástica, la que te hace dar
cáncer, a ver si te libras de mis risitas maricas, esa juntucha donde no podías
verme ni escucharme. Y sólo me hacía digno de salir un día al año donde tenía
que lucir mis galas para desfilar en la pasarela que tú mismo marcabas cada año
casi como carrera de obstáculos con una meta y una llegada, para después seguir
la carnada de condones para caer nuevamente en mi gueto donde ya no pueda
joderme más. Me gustaría poder escuchar a mis hermanos maricas donde se dice
que hay un poco mas de libertad, en una tierra caliente generosa, escuchar si
esa libertad es eral, si se puede romper el gueto, escuchar que haces tú por
ella, no me gustaría tener la poca fuerza que me queda por eso ¡fuerza maricada
camba!
¡Soy Marica y Qué!
Atte. Maricón tercermundista.