lunes, 21 de marzo de 2011

DICCIONARIO MARICA... EL "ACTIVO"

"ACTIVO"
El activo es el homosexual dominante. El maricón que firmó un pacto imperecedero con su masculinidad obligada, aquel que se resiste a doblar la muñeca y delinear su caminata con el filo taco – aguja de la loca, el niño inmaduro al que le han hecho creer que los hombres no lloran. Es un hombre que oculta su homosexualidad detrás de su figura de macho y transita el ambiente inseguro de sí mismo, pues tiene miedo que se le mueva la careta y un atisbo de pluma emerja de sus labios, trastornando amariconadamente su hombría. Sus dotes de macho lo han situado entre los machos, y a la hora de la cópula transgresora posa su enguantado nervio delirante en los labios ocultos del mariposón, porque es él, el activo, el que propicia el juego erótico, el que da, el que otorga, el que pone, el que penetra. Haciendo gala de su maestría, hace de su falo el instrumento victorioso de la libido y deposita su hombría con cuanto maricón que le ha abierto las puertas de Sodoma.

Es el hombrecito que dirige su hálito a la nuca de su amante y recorre con su lengua cada centímetro de los márgenes de Sodoma, mientras besa como negro y ejerce total dominio en el subliminal cuerpo del pasivo. Y en su paranóica forma de ver el ambiente, olvida las caricias, deja  atrás los susurros y hace del amor una lamentable experiencia falocentrica. Incapaz de reconocer su verdadero gesto amariconado, el activo se concentra en el placer que otorga su empinadura a los hombres vestidos de musas, los revuelca una y otra vez en el fango de la excitación y el delirio, doblegando a estos frágiles hombres y convirtiéndose en el tirano rey amancebado con su pobre vasallo, mientras el recuerdo del momento se va despidiendo del triste lecho homoerótico de su misma decepción.
 La vida le ha obligado a censurar su sensibilidad, a ocultar sus lágrimas por el verdadero amor y a encerrarse en su figurita de macho cabrón, figurita que le permite burlarse de las plumas y tocarse la entrepierna, reproduciendo toscos rituales del macho de la esquina. Y es que es un macho más, perdido y ausente del selecto grupo de los verdaderos hombres, de ahí que su caminata nunca delata nada, porque nada ha reconocido, al contrario, se pierde en ese mar de gente incógnita que transita presurosa sin rumbo desconocido.
Y en ese errante caminar, el activo se ha metamorfoseado, ha evolucionado y se ha perdido en dirección de esa misma masa amariconada, bulliciosa y transgresora, que recorre la ciudad, desde la trava, la loca y el mariposón, el chiso, el gay y el marulo.
Ahora el activo es un verbo, una postura sexual, una elección voluntaria del coito marica, apenas un orgasmo y un atisbo de felicidad. Así es el activo.
Soy Marica y Que!