EL "PASIVO"
El pasivo es el homosexual sumiso. El maricón que transgrede los márgenes del pudor, mientras disfruta morder la almohada durante el coito y dar la bienvenida al amante que sacrifica su carne. Es que para el pasivo no es sólo una postura, su posición durante el acto sexual es su vida misma. Y en esa búsqueda del otro, su otro, el pasivo modela su rostro detrás de la careta de su carnaval ceniciento y su condición amancebada es la imagen de su verdadero deseo, deseo que aprendió a cohibir por la desaprobación de sus labios.
El pasivo, cual maricón perseguido, es censurado por sus pares y señalado por los falsos hombres inquisidores que le han enseñado el camino donde se enciende la oscuridad. Perdido en la clandestinidad, el pasivo es el erómeno extraviado en el tiempo, el maricón que recibe, el homosexual desflorado, el hombre que disfruta de la carne ajena, pero también es el que propicia el juego erótico, el que muchas veces se enamora del hombre equivocado y el único que es capaz de refutar la utopía del amor. En consecuencia, el pasivo es rebelde, transgresor y desobediente, no tolera el catecismo religioso que censura su pasión y es bocón con el único Dios homófobo que ha conocido.
Porque el pasivo prefiere pensar el instante sublime, tal vez con amor, con el único hombre que penetra tiernamente su excitación. Así es el pasivo.
Soy Marica y Que!
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